Irma Ramírez Molina/
Todo está listo para este proceso electoral que está ya por concluir; sin embargo los partidos políticos están súper cuestionados, con poca o nula credibilidad y la mayoría de los candidatos, con profunda desesperación por ver sus fotos en las boletas.
El exhibicionismo pareciera que es el común denominador, pero no las estrategias, no el compromiso, sino simplemente el hacerse presentes o descalificar al oponente.
De los partidos políticos, están echando mano de la dirigencia nacional para ver si levantan algo, aunque sea polvo, pues no hay operación cicatriz y en algunos lugares el malestar está a la orden del día.
El Partido Revolucionario Institucional –PRI-, es el que de alguna manera cuenta con estructura, pero es una estructura que se está volviendo bofa, sin recursos materiales para hacer frente a una elección comprometida con la opacidad.
Las profundas diferencias internas lo tienen minado, aunado a que algunos de sus cuadros, se han dejado atraer por el canto de las sirenas verdes, el color de moda.
Minado y descontrolado, el tricolor agrega severas diferencias entre la dirigencia y algunas facciones del partido liderados por quienes, apenas se subieron al ladrillo, se sienten caciques, y su líder, el senador Roberto Albores Gleason, camina por la entidad, pero la percepción de sus agremiados es que pareciera que le falta carácter para afrontar algunas situaciones.
Del PRD, César Espinoza Morales, más ocupado en sus asuntos personales, en sus negocios en algunos municipios, que ver a sus candidatos o militantes, va por la vida política como el burro de rancho: galopando hacia el bebedero y dejando tirada la carga a medio camino.
Con una militancia cada vez más limitada, éste demuestra que en la escuela, solo aprendió a dividir y restar, nunca a sumar y multiplicar, aunque en las entrañas del PRD, afirman que sí, multiplica, pero los problemas y enemigos en contra.
De Movimiento Ciudadano, Potenciano Landeros no mueve un solo dedo si María Elena Orantes, (actual diputación plurinominal de su partido y secretaria general de la misma), no le indica; por ello sólo está en espera de indicaciones, lo que lo constituye en un “líder” sin fuerza moral y sin criterio propio, factores que forman al verdadero líder y que esa agrupación requiere para, por lo menos, ser tomada en serio.
Del PAN, ya ni se diga; después de la exhibida de cómo se entregó al gobierno, Carlos Palomeque, ni siquiera asoma la cabeza, principalmente en estos tiempos en que requieren de una guía específica para remontar la pérdida de credibilidad en que el partido cayó; cada uno de los aspirantes intenta hacer su esfuerzo, pero poco logra ante una militancia casi aniquilada.
En el PVEM, el partido en el poder, su líder Eduardo Ramírez, ha recorrido la entidad, con relativo éxito; la imposición de candidatos les está cobrando facturas.
Del PT, a cuyo dirigente Mario Humberto Vázquez López, no lo conocen ni en su casa, no ha pasado de ser un satélite que se vende al mejor postor para eso de las alianzas estratégicas para la retención del presupuesto destinado a los partidos políticos; siempre figuran los dinosaurios, quienes se rolan los puestos de elección popular.
Del PANAL, Rosendo Galíndez Martínez, su dirigente, al haberse debilitado su líder máxima, va a una elección pegado de otro partido, porque los maestros, que se suponían era su fuerte, casi casi se han deslindando de él y las manipulaciones de que ha sido objeto a cambio de un plato de lentejas.
Mover a Chiapas, con Enoc Hernández, anduvo muy movido por toda la entidad, hasta ser candidato a la presidencia municipal, teniendo como fortaleza a funcionarios de gobierno; aunque esperan sacar el mínimo de la votación que le permita seguir siendo partido.
Nemesio Raúl Hernández Rodríguez (otro desconocido), dirigente de Morena, ni siquiera se ha tomado la molestia de agrupar a los decepcionados perredistas que se salieron del sol azteca para irse a este partido.
Sus hijos, que medio lo conocen, dudan de la capacidad de éste para por lo menos, recopilar las frases caudillescas de AMLO, con todo y que este último se vino a instalar a Chiapas, pues aunque salió en tercer lugar en las elecciones pasadas no le alcanzará para lograr muchos triunfos..
El otro partido estatal, Chiapas Unido, cuyo dirigente es Emmanuel de Jesús Córdova García, tiene un solo mérito: es ser hijo del llamado “amigo” Migue, funcionario gubernamental y pieza clave del PVEM desde que en Chiapas, se fundó.
Evidentemente, está a la orden de su papá y, a través de apoyos gubernamentales provenientes de la Secretaría de Desarrollo Social, de donde era titular su papá, ha logrado ganar dos que tres peludos como adeptos.
El nuevo Partido Humanista con Miguel Martínez, es de los más perdidos en el espacio, junto con Encuentro Social, que dirige Marcos Pérez Pérez; como Lázaro, el personaje de la parábola cristiana de “El hombre rico y Lázaro”, están bajo la mesa donde comen las partidos “poderosos”, recogiendo migajas; sus posibilidades de ganar un voto, se reduce a nada, menos que logren una curul o una presidencia municipal.
Lo que si traen en común denominador todos los partidos, es que de quien menos se han preocupado es de su militancia; pero eso sí, en este proceso electoral local, gastarán 142 millones de pesos para que el pueblo “elija” a las mejores propuestas.
BASE DE DATOS…-
La inversión en Protección Civil en el presente año, rebasa los 242 millones de pesos, un 16 por ciento más que el año anterior, debido a que se ha mejorado la infraestructura y se ha equipado a los cinco mil Comités de Prevención y Participación Ciudadana, todos listos para actuar en caso de amenaza de desastres naturales.
Definitivamente no se debe bajar la guardia, aun cuando se ha tenido saldo blanco, porque Chiapas es uno de los estados más expuestos debido a su ubicación geográfica.***
Todo está listo para este proceso electoral que está ya por concluir; sin embargo los partidos políticos están súper cuestionados, con poca o nula credibilidad y la mayoría de los candidatos, con profunda desesperación por ver sus fotos en las boletas.
El exhibicionismo pareciera que es el común denominador, pero no las estrategias, no el compromiso, sino simplemente el hacerse presentes o descalificar al oponente.
De los partidos políticos, están echando mano de la dirigencia nacional para ver si levantan algo, aunque sea polvo, pues no hay operación cicatriz y en algunos lugares el malestar está a la orden del día.
El Partido Revolucionario Institucional –PRI-, es el que de alguna manera cuenta con estructura, pero es una estructura que se está volviendo bofa, sin recursos materiales para hacer frente a una elección comprometida con la opacidad.
Las profundas diferencias internas lo tienen minado, aunado a que algunos de sus cuadros, se han dejado atraer por el canto de las sirenas verdes, el color de moda.
Minado y descontrolado, el tricolor agrega severas diferencias entre la dirigencia y algunas facciones del partido liderados por quienes, apenas se subieron al ladrillo, se sienten caciques, y su líder, el senador Roberto Albores Gleason, camina por la entidad, pero la percepción de sus agremiados es que pareciera que le falta carácter para afrontar algunas situaciones.
Del PRD, César Espinoza Morales, más ocupado en sus asuntos personales, en sus negocios en algunos municipios, que ver a sus candidatos o militantes, va por la vida política como el burro de rancho: galopando hacia el bebedero y dejando tirada la carga a medio camino.
Con una militancia cada vez más limitada, éste demuestra que en la escuela, solo aprendió a dividir y restar, nunca a sumar y multiplicar, aunque en las entrañas del PRD, afirman que sí, multiplica, pero los problemas y enemigos en contra.
De Movimiento Ciudadano, Potenciano Landeros no mueve un solo dedo si María Elena Orantes, (actual diputación plurinominal de su partido y secretaria general de la misma), no le indica; por ello sólo está en espera de indicaciones, lo que lo constituye en un “líder” sin fuerza moral y sin criterio propio, factores que forman al verdadero líder y que esa agrupación requiere para, por lo menos, ser tomada en serio.
Del PAN, ya ni se diga; después de la exhibida de cómo se entregó al gobierno, Carlos Palomeque, ni siquiera asoma la cabeza, principalmente en estos tiempos en que requieren de una guía específica para remontar la pérdida de credibilidad en que el partido cayó; cada uno de los aspirantes intenta hacer su esfuerzo, pero poco logra ante una militancia casi aniquilada.
En el PVEM, el partido en el poder, su líder Eduardo Ramírez, ha recorrido la entidad, con relativo éxito; la imposición de candidatos les está cobrando facturas.
Del PT, a cuyo dirigente Mario Humberto Vázquez López, no lo conocen ni en su casa, no ha pasado de ser un satélite que se vende al mejor postor para eso de las alianzas estratégicas para la retención del presupuesto destinado a los partidos políticos; siempre figuran los dinosaurios, quienes se rolan los puestos de elección popular.
Del PANAL, Rosendo Galíndez Martínez, su dirigente, al haberse debilitado su líder máxima, va a una elección pegado de otro partido, porque los maestros, que se suponían era su fuerte, casi casi se han deslindando de él y las manipulaciones de que ha sido objeto a cambio de un plato de lentejas.
Mover a Chiapas, con Enoc Hernández, anduvo muy movido por toda la entidad, hasta ser candidato a la presidencia municipal, teniendo como fortaleza a funcionarios de gobierno; aunque esperan sacar el mínimo de la votación que le permita seguir siendo partido.
Nemesio Raúl Hernández Rodríguez (otro desconocido), dirigente de Morena, ni siquiera se ha tomado la molestia de agrupar a los decepcionados perredistas que se salieron del sol azteca para irse a este partido.
Sus hijos, que medio lo conocen, dudan de la capacidad de éste para por lo menos, recopilar las frases caudillescas de AMLO, con todo y que este último se vino a instalar a Chiapas, pues aunque salió en tercer lugar en las elecciones pasadas no le alcanzará para lograr muchos triunfos..
El otro partido estatal, Chiapas Unido, cuyo dirigente es Emmanuel de Jesús Córdova García, tiene un solo mérito: es ser hijo del llamado “amigo” Migue, funcionario gubernamental y pieza clave del PVEM desde que en Chiapas, se fundó.
Evidentemente, está a la orden de su papá y, a través de apoyos gubernamentales provenientes de la Secretaría de Desarrollo Social, de donde era titular su papá, ha logrado ganar dos que tres peludos como adeptos.
El nuevo Partido Humanista con Miguel Martínez, es de los más perdidos en el espacio, junto con Encuentro Social, que dirige Marcos Pérez Pérez; como Lázaro, el personaje de la parábola cristiana de “El hombre rico y Lázaro”, están bajo la mesa donde comen las partidos “poderosos”, recogiendo migajas; sus posibilidades de ganar un voto, se reduce a nada, menos que logren una curul o una presidencia municipal.
Lo que si traen en común denominador todos los partidos, es que de quien menos se han preocupado es de su militancia; pero eso sí, en este proceso electoral local, gastarán 142 millones de pesos para que el pueblo “elija” a las mejores propuestas.
BASE DE DATOS…-
La inversión en Protección Civil en el presente año, rebasa los 242 millones de pesos, un 16 por ciento más que el año anterior, debido a que se ha mejorado la infraestructura y se ha equipado a los cinco mil Comités de Prevención y Participación Ciudadana, todos listos para actuar en caso de amenaza de desastres naturales.
Definitivamente no se debe bajar la guardia, aun cuando se ha tenido saldo blanco, porque Chiapas es uno de los estados más expuestos debido a su ubicación geográfica.***
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