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Irma Ramírez Molina/
El delegado en Chiapas de los programas federales, José Antonio Aguilar Castillejos tiene su tope en términos de capacidad política y de ambición por el poder.
Ya quedó demostrado que no puede con ambos cargos: Presidente del Consejo Estatal de Morena y funcionario federal plenipotenciario en Chiapas.
Ahora se sabe que nunca supo él, ni cómo ni porqué, le dieron de baja a 20 mil becarios del programa Jóvenes Construyendo el Futuro en, al menos, unos 20 municipios de Chiapas.
Municipios donde inicialmente Aguilar Castillejos no pudo expandir sus fueros, gobiernos municipales de Morena que no se sometieron a sus caprichos (quería dominar la obra pública y la proveeduría) pero se topó con pared.
Entonces emprendió la venganza y lo único que dominaba a sus anchas, era el programa Jóvenes Construyendo el Futuro: comenzó reduciéndolo, sacando empresas y ayuntamientos donde no le dieron oportunidad de meter mano.
Pero una auditoría federal interna, llegó de forma paralela desde principios de año y descubrieron por sí mismos, que Aguilar Castillejos estaba haciendo uso del recurso federal para fortalecer al grupo político al que pertenece dentro de Morena Chiapas.
El tiro ―para hacer corto el cuento― le salió por la culata: despidieron a 20 mil jóvenes de programa insignia de Andrés Manuel López Obrador y ahora le echa la culpa al Gobierno del Estado de haber hecho una mala gestión, cuando nunca dejó que nadie se metiera entre su delegación y las oficinas centrales en CDMX.
Este tropiezo de dimensiones no calculadas hasta este momento y sin medidas de contención puestas en marcha por el propio Aguilar Castillejos, más que la de echarle la culpa a funcionarios estatales, representa un limite a sus ambiciones políticas que podría, incluso, representar su anticipada muerte política.
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