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Irma Ramírez Molina/
La 4T está colocando una reorientación del Presupuesto 2020 de poco más de 75 mil millones de pesos, producto de ahorros y economías de 2019 y lo que va del 2020 y muchos están contentos, porque al menos los primeros 3 millones de créditos van a “suavizar” la caída de la economía post Covid 19, pero no están considerando que el mexicano tiene un factor negativo por naturaleza: no paga.
La base sobre la que están generando estas líneas de crédito sin aval, sin historial crediticio y sólo de palabra, es el registro patronal en el IMSS y el Censo del Bienestar, aquel se construyó inmediatamente después de las elecciones del 2018 y que lo representan sus estructuras electorales, es decir, el que hicieron los Servidores de la Nación una vez que ganaron las votaciones.
La idea de estos 3 millones de créditos, en los que Chiapas figura solamente en las Tandas del Bienestar de forma mayoritaria, es que soporten la crisis de la pandemia que obligó a todos a parar, a inmovilizarnos y para quienes no dejaron de producir, son esenciales en sus actividades o sostuvieron su plantilla de trabajadores durante el primer trimestre del año.
Esa nueva redistribución del Presupuesto, para lo cual el presidente Andrés Manuel López Obrador mandó una iniciativa a la Cámara de Diputados que le otorgue plenas facultades para modificar sobre la marcha el PEF 2020 y re orientarlo a la “nueva realidad”, lleva ―además― la “jiribilla” de extinguir fideicomisos y hacerse de cientos de miles de millones de pesos para entregarlo de diversas formas a los 30 millones de mexicanos en condiciones de pobreza extrema y a los 90 millones de familias clase media.
Pero insisto: nuestra relación como mexicanos con el crédito, aquel que es fácil, sin tramitología, casi regalado, ha sido históricamente de desobligación, de indolencia, de no pagar.
Con quienes siempre han recibido subvenciones del gobierno, saben que pagar es condición para acceder a otra línea de crédito mayor, pero en esta ocasión, le están apostando a quienes, desesperados, buscan 25 mil pesos a fondo perdido, para paliar deudas como una bocanada de aire puro en medio del inmenso océano de deudas que se vislumbra en las postrimerías de mayo y junio, en el tiempo post Covid.
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